Durante esta pandemia nos dimos cuenta de que a pesar de la buena o mala educacín que hemos recibido en la vida, hacÃamos nuestras actividades de manera imprudente, nos aglomerábamos, comÃamos en la calle, tocábamos superficies sin lavarnos las manos, tosÃamos y estornudábamos sin tener consideracín de la persona que tenÃamos a un lado. Aprendimos que no basta la riqueza y el poder de los paÃses en el mundo para estar protegido contra los nuevos patógenos, y que las malas intervenciones de los gobiernos pueden tener consecuencias nefastas sobre la poblacín. Aprendimos a extrañar las horas incansables de clases en la presencialidad, las horas de trabajo, en pocas palabras, a extrañar nuestra rutina. Aprendimos a valorar a nuestros seres queridos cuando antes estábamos hartos de tantos abrazos y besos, y que en caso de que uno de ellos ingresara al hospital, era mejor despedirse a tiempo que no despedirse nunca, puesto que nos lo regresarÃan en cenizas. Y aquà es cuando todo lo que nos rodea nos descubre su valor; la importancia del aquà y ahora.
Vivimos en un mundo liquido en el que, vamos, venimos, subimos, bajamos, hacemos, deshacemos… Y dejamos de vivir y disfrutar cada una de las cosas pequeñas y sencillas de la cotidianidad
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Nos hemos dado cuenta que el mundo no es seguro y puede cambiar de la noche a la mañana que debemos aprender a vivir con este realismo, pero sin miedo.
Hemos tenido que superar el miedo al contagio, al encierro, a la muerte, a no ver a nuestros seres queridos, a perder el trabajo, … La creatura sin su Creador se desvanece; el hombre sin Dios no es nada ni encuentra su razón de ser.
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Comprendimos que deberÃamos estar unidos, el personal de salud, de limpieza, el policÃa, el comerciante, el vicino, los empresarios, para trabajar en conjunto contra el virus.
Estamos acostumbrados, en las grandes ciudades, a tener mucha gente a nuestro alrededor, pero sin establecer un contacto humano y cordial. Esta pandemia nos ha ayudado a salir de nuestro mundo interior para conectar con el de al lado.
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Cuántas buenas iniciativas en favor de los más necesitados surgieron de instituciones educativas, sociales, movimientos eclesiales, del sector empresarial o de personas individuales. Cuando nos relacionamos y buscamos servir al prójimo es cuando descubrimos lo mejor del ser humano.
Vivimos tiempos difÃciles, inéditos y de gran incertidumbre general, no sabemos con exactitud cuándo esto se va a terminar, pero lo que sà sabemos es que inexorablemente lo debemos enfrentar con unín, fuerza e inteligencia por el bien de toda la humanidad.
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Es increÃble escuchar en los medios de comunicacín sobre el aumento de la depresín y angustia debido al confinamiento, que contrastan en su momento con el estrés laboral antes de la pandemia. El hombre se desestabiliza cuando hace y cuando deja de hacer, lo cual nos muestra que carecemos en gran medida de un orden y una armonÃa que equilibren nuestra vida.
Debemos hacer una parada en nuestra vida para asimilar todo lo anterior, de tal modo que aprovechemos positivamente esta situacín y nos esforcemos para que en verdad se diga “la humanidad, después de aprender estas grandes lecciones, jamás volví a ser igual… sino MEJORâ€
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Alba Cisneros Sánchez
2021/09/01